Anata, a la conquista del metal extremo

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lavrenti

De las profundas cavernas de reeducación social de Suecia, más conocida como "la tierra del reggae", emergen Anata, sin haber aceptado las rastas y los porros con papel de periódico, para reivindicar que el verdadero ser musical de los nórdicos es el death. Haciendo gala de técnica, velocidad y violencia este The Conductor's Departure, quinto trabajo en su carrera, debería ser su definitiva consagración y así están puestas las esperanzas por parte de Wicked World, subsello de Earache Records.

Su participación y éxito (según nos cuentan) en el Maryland Deathfest, junto a bandas como Dismember, Machetazo y los hispanos Haemorrage, ha propiciado que al lanzamiento el 16 de junio en Europa siga, apenas un par de semanas después, la edición en las codiciadas tierras norteamericanas.

De esta actuación opina su cantante: La reacción del público fue muy buena. Nos tiraron muchas fotos y firmamos muchos discos; y muchos seguidores nos dijeron que éramos la principal razón para ir al festival.


El objetivo de la banda desde sus orígenes ha sido producir metal extremo técnico y complejo sin alinear al oyente. Lo consiguen casi todo (a mí si me aliena un tanto) con un denso y caótico trabajo que campa con especial arritmia por los complicados espacios del death-progresivo e, incluso, del llamado, mathcore.

A pesar de sus alabanzas a la experimentación y a la libertad musical, lo cierto es que lo que recibimos en los cascos es un asalto masivo de riffs desbocados y destrucción melódica de una batería convulsiva (con la mejor intención queda dicho).

En este trabajo no hay lugar para el descanso siendo permanentemente sometidos a los embates violentos de sus rápidos pasajes aderezados con las voces graves habituales.

1. Downard Spiral into Madness
2. Complete Demise
3. Better Grieved than Fooled
4. The Great Juggler
5. Cold Heart Forged in Hell
6. I Would Dream of Blood
7. Disobedience Pays
8. Children's Laughter
9. Renunciation
10. The conductor

Desde el fade-in inicial (inevitable en estos trabajos) que anuncia la Espiral descendente a la locura seremos expuestos a sufrir una crisis nerviosa con los continuos riffs afilados. Y esto a pesar de que el primer tema, como no lo harán Complete demise o Cold Heart Forge in Hell, introducen momentos melódicos que son castigados de continuo por el doble bombo. A pesar de que el resultado es extraño, estas partes, que se presentan también en buenos temas como Better Grieved (ever) Than Fooled, resultan suficientemente atrayentes para hacerme decantarme por ellas más que por el enervante resto.

Así valoro especialmente temas como The Great Juggler donde el tempo se ha reducido un poco resultándome algo más comprensible y asimilable, a pesar del cambio continuo de ritmo y su esquema entrecortado. Así alcanza algunos de los momentos más sentidos cuando se acerca peligrosamente al death melódico. Pero tranquilos amantes de la velocidad que es por breves momentos antes de que entren de nuevo las altas guitarras.

En este sentido habrá otros temas reseñables como I would dream of blood que presenta esas sensaciones que consigue crear el (por mí) altamente valorado death lento y decadente, cual se arrastrasen lentamente por el tema los morbid angel.


De los diez temas que presenta el disco apenas queda comentar uno que tampoco me dice nada especial, Disobedience pays, el curioso intermedio Childrens Laughter que no tira por las acostumbradas guitarras acústicas metidas con calzador sino que trata de elaborar una original composición con un bajo excelente y un llamativo doble bombo. Una pena que apenas dure un minuto y cuarenta y cuatro segundos.

Antes de terminar nos estampará en la cara un guitarrero Renunciation y el tema más largo que cierra el disco The Conductor's Departure. Desaprovechan la ocasión de ofrecernos una épica composición death de cierre como otros grupos para mantener los valores que riegan este trabajo en sus temas anteriores. Desde el tempo algo más bajo de las guitarras (no del desquiciante doble bombo) hasta la velocidad y la masacre de los platillos asistiremos a una versión resumida de lo ya oído.

En definitiva, un trabajo interesante y de futuro para consagrarse en la escena del metal extremo que a mí me mantiene despistado o confuso entre el sumo interés de algunas de sus partes y la desorientación que me provoca una estructura tan caótica. La inmensa mayoría de las críticas que he visto, eso sí, valoran este quehacer que, sin duda, dejara satisfecho a verdaderos amantes del death extremadamente elaborado.

Esgrimen tres razones para apoyar este disco; la consabida técnica, la actitud entendida como realmente sincera y las letras. No me puedo pronunciar sobre esto último y no puedo negar las dos primeras así que, sin duda, es un disco a considerar para tratar el metal extremo de este 2006.

Podéis ver su único videoclip editado de su trabajo anterior, Entropy within, en youtube con las greñas del cantante intactas (¿desembarca la estética emo en el death?). Yo escucharé mientras a mis queridos Aborym (y su Generator, comentado aquí).


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