Iconoclastia

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lavrenti

a storm will break the silence
this storm will break the silence


Hace tiempo que no comentábamos un disco mostrencore de los que me gusta oir de vez en cuando... así que en un día tan propicio para el apisonamiento mental vamos a darle a los alemanes, de Saafeld, Heaven Shall Burn. Grupo militante en campos tan interesantes como el anti-racismo, el veganismo y la lucha contra las injusticias sociales (wikipedia dixit). Todas esas cosas con que las que el rojerío atenta contra la libertad.

Formados en 1996 bajo el nombre de Consense es, con su segunda demo, en 1997 cuando toman su nombre definitivo que, según indica la propia banda, no debe ser entendido como una mera referencia herética sino como una metáfora insurgente contra los paraisos falsos que necesitamos crear en nuestras cabezas para ser útiles en sociedad. Eso y que molaba como título de un disco de Marduk.


Iconoclast es su sexto disco, segundo con proyección internacional en Century Media, de una carrera intensa que atesora otros dos splits con Caliban y uno con Fall of Serenity. Bajo una forma musical muy dura se permiten homenajear a Víctor Jara (yo pisaré las calles nuevamente), Mandela y acercarse a la problemática de la reunificación alemana; aparte de poner fondo core a poemas de Heinrich Heine.

Sobre las etiquetas musicales opinan:
    No nos importa si la gente lo llama metalcore, trash metal o death metal. No nos va a limitar. La gente siempre está buscando algún término que describa la música, pero esto no debería afectar a los músicos.


1. Awoken
2. Endzeit
3. Like A Thousand Suns
4. Murderers of the Murderers
5. Forlorn Skies
6. A Dying Ember
7. Joel
8. Quest for Resistance
9. Black Tears
10. The Bombs of My Saviours
11. Against All Lies
12. The Disease
13. Equinox
14. Atonement

Su nuevo disco es la primera parte de una epopeya, con ciertos tintes apocalípticos, que se titula The Final Resistance. Funciona a dos niveles; cada canción cuenta una historia que está enraizada en la realidad, a pesar de que desarrollen una historia acerca de una casta de guerreros llamados los Iconoclastas.

Su guitarrista, Maik Wiechert, cuenta que los Iconoclastas son guerreros enviados para juzgar y destruir a los asesinos de Dios. Con su muerte, la única cosa que queda es la venganza.

Y esta venganza se construye en torno a poderosas creaciones musicales construidas a base de doble bombo y bloques de guitarra pesada; no hay espacio para el descanso porque nosotros somos los luchadores; nosotros somos la última resistencia. Es el primer corte Endzeit aplastando los iniciales violines con una promesa escalofriante y rugiente... les haremos sentir nuestro dolor. Dota de fuerza y construye la épica necesaria para justificar un disco; finalizan los violines.

Los ritmos de batería del intermedio de Like a Thousand Suns anuncian los embates industriales de Murderers of the Murderers que presenta uno de los riffs más interesantes del disco mientras nos enfrentan a que ...
    Aquel que representa tu esperanza,
    aquel al que estabas esperando,
    yace en una honda y olvidada tumba,
    condenado y asesinado,
    revelado y torturado.
    Nosotros le hemos matado, tú y yo



Y así llegamos a otro de los temas centrales del disco, Forlorn Skies, que, siguiendo la línea marcada inicialmente, presenta largos pasajes de doble bombo con guitarras entrecortadas y un final agónico en el que estamos muriendo sin razón con Marcus Bischoff arrasando garganta.

A dying ember abre la posibilidad a un remanso, o hundimiento, en el que la comprensión de la inutilidad de la lucha no ahonda el dolor previo sino que lo resitúa antes de un final muy intenso con la aparición, excelente, de los teclados. Joel permite la aparición de un pasaje a paso de doom con el que aplastar a los incrédulos y avariciosos compradores de la salvación del alma.

La falsa verdad de los exterminadores de A Quest For Resistance da paso a la versión de Black Tears, tema de los finlandeses Edge of Sanity. Se nota un cierto giro musical, otro tipo diferente de plantear los riffs, aunque los rugidos permanezcan.

Quedarán por delante The Bombs Of My Saviours, otro de los grandes y agónicos temas que desaparece en el interesante principio de Against All Lies, aportando cierta variedad al monolito musical propuesto. De las ruinas resurgen con determinación para encarar la felonía ahora que nadie puede pararnos ya.

La última cuchillada la aporta The Disease antes de los epílogos instrumentales Equinox y Atonement. El primero basado en el chelo y un sutil y sublime teclado, antes de la expiación en las guitarras que aventuran una nueva tragedia en su próximo disco.


En definitiva, es Iconoclast un disco para aquellos en búsqueda de la pureza a través del apocalipsis mesiánico y la música masiva. Una hora de sufrimiento y violencia desatada elaborada como alternativa interesante a las estrellas del death melódico y el coretón narcisista. Queda incitaros a visitar la e-card del lanzamiento, su myspace y visionar Endzeit (quizá hubiera ganado con un vídeo más épico).



Nada por lo que vivir
nada por lo que luchar
el vacío llena mis días
toda mi esperanza, una brasa agonizante
sólo prométeme que seguirás cogiendo mi mano


Fotos promocionales del grupo por Axel Jusseit.



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