Lady Jaye Breyer P. Orridge

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Tras la muerte de Lady Jaye Breyer se emitirá en Nueva York dentro del "MIX NYC HOMOCCULT & OTHER ESOTEROTICA FILM FESTIVAL" el documental sobre el proyecto Breyer P-Orridge, "Breaking Sex" (Rompiendo el Género).

Ambos Lady Jaye Breyer y Genesis P-Orridge, se encontraban inmersos en un proyecto artístico en el que a través de implantes y modificaciones corporales pretendían construirse lo más parecidos posible el uno al otro, para dar lugar a un ser "pandrógino", identificado como Breyer P-Orridge.

En 1999 escribía la siguiente declaración:
Breaking Sex Manifest
"
El ADN es un parásito evolucionario y nuestros cuerpos son unos meros anfitriones, un conjunto de sensores móvil en relación simbiótica con él. Nos replicamos para perpetuar nuestro ADN y nuestra especie. Parece que existe un conflicto actualmente entre los intereses particulares de cada uno, que apunta al instinto de supervivencia en el orden jerárquico de invadir y destruir a los rivales. Creo que el ADN no debe permanecer inviolable. Contiene secciones que están obsoletas en términos de un desarrollo post-evolucionario.

Nuestro género, que fue nuestro amigo y buscaba nuestra supervivencia, es ahora nuestro enemigo genético amenazando con consumirnos, antiguo proverbio TOPY.

El mayor problema de esto es la marca agresiva por la supervivencia. En lugar de investigar en el futuro sobre el programa espacial, deberíamos poner todos nuestros recursos financieros y tecnológicos en la ingeniería genética, con la idea de cambiar el primitivo estado de agresión destructiva, lucha y dominación de los rivales que son diferentes en cultura, creencias o normas morales; y desarrollar nuestras especies desde el imperativo de procrear y el concepto de producción en masa de nosotros mismos para superar los enemigos y al entorno. Tenemos que repensar completamente como, por qué y para qué nos replicamos.

Es significativo que no hubiera géneros en los principios de la vida celular hace millones de años, y que en los primeros 49 días de desarrollo en el útero el feto no tenga género incluso en nuestros días. Tenemos que abandonar esta dependencia para aceptar esta raíz material dividiéndose sin freno como la base de la reproducción humana. Si no, se mantendrá la situación de diferencia y separación como norma. La diferencia es el nutriente de las fricciones y la intolerancia. Tenemos que dejar de actuar como clanes biológicos, dejar de comportarnos como primates territoriales y otras criaturas que mantienen su supremacía externamente contra los rivales, e internamente por el liderazgo (machos alfa habitualmente) por el recurso de la violencia.

En lugar de esto, debemos cambiar sincera y radicalmente nuestros patrones de conducta, dejando atrás lo animal y el pasado, hacia la pureza divina y el ser compasivo y sensible del futuro. Abrazar la novedad en todos los significados de la palabra, científica y emocionalmente viajar más allá de nuestro miedo y culpa, e irónicamente volver a un modo de ser y sentir de un tipo, un corazón, amable; transformarnos en un proceso de unificación en nuestro destino unisexual y hermafrodita. A este estado del ser le hemos llamado Pandrogenia.

Un estado de androginia positiva. Un estado alquímico donde todas las fronteras físicas y mentales se disuelven para despertar recuerdos de lo que éramos antes del inicio del Tiempo.

Si estoy en lo correcto, de acuerdo con mis tesis de ingeniería cultural aplicada, nosotros deberíamos estar siendo testigos de una actividad frenética en nuestra sociedad que refleja una urgencia intuitiva a controlar lo que previamente era incontrolable. La forma, el género y el aspecto del cuerpo humano, estarían bajo ataque siendo reevaluadas en términos potenciales y flexibles que representan el propio ser, el alma, desarrollándose a un ritmo más rápido. Esta secuencia social y visual de indicios conductuales significantes y explosiones sería parte de la necesidad y clave de una desesperación total; la desesperación en las especies es la madre de la invención. Irónicamente el acto final, que Howard Bloom llamó el "principio de Lucifer" (él pensaría que estoy equivocándome o tomándome demasiadas libertades con sus memes), debería asegurar la propia erradicación cometiendo suicidio genético.

La transexualidad, intrasexualidad, transformismo, cirugía estética, los piercing y los tatuajes, son impulsos calculados, sintomáticos de avance a tientas hacia la siguiente fase. Una de las cosas más grandes del ser humano, la más reciente y novedosa forma de vida, es que impulsiva, reactiva o intuitivamente predicen libremente lo que ocurrirá a continuación en términos de evolución cultural y social.

El ejemplo común de cirugía estética es el arquetipo Pamela Anderson. De hecho es increíble como su look idealizado se ha extendido a cientos de miles de mujeres. Como si ella se hubiera clonado a sí misma. Aparte de la idealización grupal de una imagen hecha de carne, esto también crea culturalmente un cambio de lo que es aceptable y deseable en términos de técnica psicológica y aspiración perceptual para la gente más allá de las fronteras económicas y sociales. El zángano imita a la reina.

La gente finalmente ha comenzado a sentir que el cuerpo humano se ha pasado de moda genética y físicamente en su estado actual. Está sintiendo también una liberación potencial en su idea de que el cuerpo es un grupo de sensores y una máquina para moverse utilizada por la conciencia, y que puede ser rediseñado, reconfigurado, y atenuado para favorecer necesidades y sueños sociales y del entorno. El cuerpo es maleable y no es nuestro.


No hay razones para aceptar por más tiempo que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. La gente puede escoger ser ficticio. Creo que todos llevamos una vida ficticia en cualquier caso, así cuando cerramos los ojos, vemos y sentimos una persona que no es la que somos. Ahora podemos manufacturar y crear esa persona interior con una nueva expresión bio-cultural.

El primer paso para este cambio es aceptar la utilización de cirugía estética a gran escala. Dada la explosión de la cirugía de aumento en los últimos años como una especie de secreto pecaminoso, una vez los chistes sean del pasado, parecerá algo alcanzable. El siguiente paso es que la gente, normalmente aquellos que se tatúan, se hacen piercings, escarificaciones y parecen chamanes de circos de freaks, decida experimentar y convertirse en nuevas criaturas aumentadas.

La gente ha comenzado a añadirse cuernos, colmillos y pinchos de acero en sus cabezas y caras, confundiendo el lenguaje corporal histórico, y con lentes de contacto de diseño con iconos arquetípicos reconocibles. Pronto podrán tener labios más grandes, implantes de pelo, pechos de serie y dedos costumizables. No habrá por más tiempo que sentirse obligado a parecerse a otros ejemplos previos de nuestra especie. De la misma forma que tenemos todo otro tipo de artilugios mecánicos que sirven a nuestra conciencia para desplegarse en formas extremas, desde coches a monopatines, casas, y jardines; visitaremos a nuestro dependiente biológico y genético para cumplir con nuestras funciones y caprichos.


Y aquí es cuando comenzará a ser muy interesante. Porque una vez que dejes ir la necesidad de ser aceptado por tu aspecto humano estarás invocando al Otro. Es este Otro al que estamos destinados a ser. Una vez que hayamos aprendido que tenemos que esculpirnos, recrearnos, retorcarnos y fanatizar el cuerpo humano, más allá del género y del ADN, nos dirigiremos a un más excitante y potente dominio de la actividad, la mente humana, la psicoesfera y la dimensionalidad.

Tenemos que tratar y usar psicología, psicodélicos, neuro-químicos, terapia, yoga y metafísica como cirugía estética para el cerebro. Sugiero que aprendamos que podemos construir y perpetuar una conciencia individual y grupal externa al cuerpo.

Hay dos grandes amenazas en el siglo 21 que creo que son inevitables: el final de esta manifestación física redundante de nuestras especies y el reconocimiento de que el cerebro es una entidad separada, aunque coexistente simbióticamente, morando dentro del cuerpo.
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